Cuando el conflicto no es entre dos...

Ecos de frases sabias retumban en mi cabeza. “No mostrar tus debilidades no significa que seas fuerte”, pero tampoco significa que seas débil. Siempre digo no a los extremos, a la totalidad innecesaria. Es ese incómodo estado de oscilación entre ambos impulsos, esa relatividad latente en cada acto y en cada situación, el que determina nuestras derrotas, pero también nuestras victorias. Esas pequeñas victorias en la batalla campal contra nosotros mismos.
Y luego de unas cuantas sonrisas en pos de la celebración, y unas cuantas lágrimas no tan-desinteresadas, te das cuenta de muchas cosas. Analizando cada movimiento estratégico que ha tomado parte en esta cruzada de instintos llegas a muchas conclusiones, hasta que, incluso, el conflicto se ve resuelto “provisionalmente” por un par de argumentos convincentes, un amigable apretón de manos, y un lastimero descubrimiento de cosas que antes no habías notado.
“Nunca subestimes el poder de cosas aparentemente sencillas…” palabras ciertas que se quedan en el aire algunas veces. Pero no como si carecieran de sentido, sino más bien como si no quisiéramos darle algún otro significado que el que nos hemos resignado a creer. Suspiros, abrazos, palabras, miradas... Miradas que se cruzan más de una vez, temerosas, sutiles, que expresan más de lo que los labios se atreven a decir. Y cada eco de lo que no es aclarado se convierte en una terrible advertencia para mí; la insinuación de la farsa, la evidencia del juego, y del magnífico actor que eres. Pero he decidido no creerme más el teatro de mis mentiras y de tus silencios. Me rehúso a seguir refugiándome en las ilusiones de un mundo ideal, un mundo que tal vez haya construido con mis propias manos a partir de ideales rotos, sonrisas fingidas, derrotas no superadas, y de victorias mal celebradas.
Aún no llueve, pero así como ansío ver el agua precipitarse hacia la tierra, fluyendo, manando hacia su seno, deseo dejar fluir mis pensamientos. La batalla aún no termina, de eso estoy consciente, pero me he determinado a verlo más que como una guerra entre dos, como un baile entre dos que son uno. Una delicada y temerosa, sublime y temible danza en donde no hay un ganador decisivo.
“Cada gota de lluvia es una llamada a despertar… Despierta”.
Tal vez llegó mi momento de despertar.

Comentarios

Ginna Ginny. dijo…
"Cada lluvia es una llamada a desperatr...¡Despierta!" Tu entrada me deja con esa sensación en la cabeza...
Alicia Zapata dijo…
Esa última es la frase de una canción =)
Keru dijo…
*w*!!!!

Cada vez que entro a este blog, la posibilidad de poder leer un libro tuyo aumenta de tamaño en mi cabeza :D

BTW, cual canción? o.o?
Alicia Zapata dijo…
Más bella Keru =)
Adivina.. con cuál cantante independiente estoy obsesionada ahora mismo? XD
"Adoro los placeres sencillos; son el último refugio de los hombres complicados". Lord Henry Wotton, El Retrato de Dorian Gray.

No tiene que ver exactamente con lo que dices, pero al empezar a leer el tercer párrafo fue esto lo que se me vino a la mente :)

Por cierto, estoy de acuerdo con Keru xD Love ya!
Keru dijo…
NIKOLAS?! *-*!!

Quiero el nombre de la canción!! *-* xD
Alicia Zapata dijo…
El chat en mi blog pues... *insoportable* Se llama Storm! XD

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