Sin título VI

Una vez que tomo conciencia de mis propias inseguridades, de mis desconfianzas, de mis hostilidades, soy consciente, pues, de mi condición de agente pasivo, destructor de mi propia actividad. Soy consciente, también, de mi suerte de existencia como ente que espera pero no busca, que piensa lo que siente pero no siente lo que piensa, que vive más para las posibilidades que para los hechos, más para las finalidades que por las causas, menos para lo que es o lo que puede ser, y más para lo que pudo haber sido.

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