Cita XXVI
No quiero estar cuerda en este siglo
Voy a
pintar mis uñas
esta
noche para salir
con
un leve gesto
de
bruja borracha a volar,
pero
no tengo escoba
y
estoy desvelada
sola
y perdida en alguna parte.
No
tengo pintura
y
mis manos arden por el fuego
de
algo que se avecina
y
no quiero conocer,
¿qué
será?
Ese
tono amarillento
desapareciendo
entre mis ojos.
Estoy segura de poder reírme
cuando
me queme con las manos
de
ese jovencito brillante y herido
que
a veces se embadurna de mí
para
hacerme sufrir.
Estoy
tan sola que me dan ganas
de
reírme de ira.
Estoy
tan bella que me dan ganas
de
arrancarme las extremidades
para
que no las toque nadie.
Estoy
tan sana
que
las enfermedades
circulan
solo hasta seis palmos
de
distancia recién contados
por
todo mi cuerpo,
pero
no me atacan
ni
tan si quiera me miran.
Abran mis oídos y lleven sus
lenguas enraizadas de luces hasta ellos,
yo no diré que no, no me echaré
hacia atrás, los muebles de mi vida
están
vacíos y duros como una piedra, como mi corazón, de piedra.
Voy a pintar mis uñas
con
un pedazo de la desilusión
de
los cabrones que
intentan
acariciarme las mejillas.
Se hace tarde y mis uñas reflejan la inseguridad del ojo de
Dios.
Se hace tarde para lavarme las rodillas de tanto pedir
perdón
por dormir entre distintos abrazos.
Se hace tarde para lavarme los dientes sin que se me caigan.
Se hace tarde para poner la punta de mi pie en agua
caliente.
Se hace tarde para decir que se hace tarde.
Saldré directamente a canjear mi nombre,
a mirar de cabeza el suelo,
saldré a sumarme a cada cuerpo de cristal sin romper nada.
Lucía Jaramillo.
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