Abstinencia


He estado absteniéndome de saberte,
de pensarte
de decirte
Pero tu nombre se me enreda en las sienes
Tus iniciales se me derraman
por la comisura de los labios
De tanto que te llamo
Se me seca la garganta,
se me agrietan las certezas
se me hunden los pies
en las dudas
en los silencios
en las convulsiones.

Tengo hambres.
De tanto que me abandono
en esta renuncia redundante,
se me doblegan las promesas
ante los ideales.
Tengo nudos.
Se me arrugan los ojos
de tantas carencias
Mis manos se marchitan
a causa de la penuria
que es no querer saberte
Tengo grietas.

No sé cuándo fue la última vez
que me engullí el orgullo
y llamé tu nombre
y no te odié
y no sentí hambre
y no se me secó la garganta.

He intentado abstenerme
de buscarte
de olvidarte.
No sé cuándo fue la última vez
que desistí de esta penitencia.

Ayer envejecí diez años y ayuné dos días.
Hoy, mi hambre es inmarcesible.




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