Citas LXII

Ya no puedo sacarte de la cabeza, el pecho tumba, la cabeza tumbada en el piso, abrir tu vientre, meterme dentro, el silencio bulle como el grito de una loca, pequeña y llorosa sobre tus rodillas, la cabeza herida. No puedo más, empiezo a morir cada día y no acabo de sentirme parte de la muerte, deseando ver tu cara, porque veo tu cara en todas las caras a las que acerco la boca, porque tu cara es la cara de todas las caras. 

En silencio, en vértigo.

Este es mi triste canto, mi mal que se cierne desgarrado en el ardiente abrazo del infierno.

Malú Urriola.

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