Cita LXXX

Saberse enfermo, haberse desdoblado y entender que hay un germen que es idea y nos mutila por dentro. Qué difícil no poder nombrar lo que nos pudre porque se nos ha vuelto escombro la palabra. Solo pocos reconocemos nuestra enfermedad, que nos abrieron el cráneo y escupieron carencias, que nos abrieron el pecho y guindaron un hacha, el tiempo, los segundos en péndulo que nos desmiembran el horizonte. Somos la sangre derramada aún consciente o aquel saco en donde mezclamos los sueños con sangre. No lo sé, se nos debería enseñar, aunque sea, a bautizar ausencias. Puedo contar lo que hago para aprender, aunque sé que debería olvidar que estoy rota, tosiendo bajo la prohibición del aliento.

Yo me paro al frente de mi garganta y miro hacia abajo. Ese abismo que corroe, en donde braman las batallas, a veces no es más que vértigo, ese vaivén metálico de saberse enfermo, atravesado por un aullido que se cose desde las entrañas. Voy a rastras con la idea, llena de sucio esas paredes, un piso de agujas astilladas. Entiendo lo que es la memoria porque sé que no debo tenerla. Ando, entonces, sin pensar en las cadenas que chillan mientras camino. Podría decir que nuestro amuleto es borrarnos, seguir caminando mientras la muerte nos apunta la espalda y nos hace ver hacia el piso. No veas en donde estás y camina a tientas, viendo hacia abajo… y cuánto quisiera llevar mis pies colgando en mi pecho, saber que son libres y me cuidan.

Fernanda Godoy.

Comentarios

Entradas populares